Manifiesto: sembrando la vida y la esperanza con sentido de mujer

Las mujeres de la Organización Femenina Popular nos manifestamos hoy desde Puerto Wilches, como lo hemos hecho por 49 años en la región del Magdalena Medio y Santander, desde los principios de la civilidad y la autonomía como postura ética, para continuar defendiendo la vida del territorio que hemos habitado, hemos sufrido, caminado y sembrado.

Como mujeres, como madres, trabajadoras, como sujetas políticas rechazamos la explotación de nuestros recursos a través del fracking. Y rechazamos la profundización de un modelo de desarrollo que acaba con nuestra posibilidad de construir proyectos de buen vivir dignos, soberanos y autónomos.

Después de más de 100 años de extracción petrolera en la región, le queda al Estado y la industria una deuda social con las mujeres, a quienes desde una profunda exclusión se nos ha negado la posibilidad de desarrollar otra economía, una economía cuidadora y no depredadora, una economía justa, una economía para la vida y no para la muerte de nuestros ríos, ciénagas, suelos, animales y plantas. Por eso nos negamos hoy a continuar excluidas de las decisiones del territorio y reclamamos voz y voto en las decisiones, pero, sobre todo, en las acciones del desarrollo regional.

Las mujeres de la Organización Femenina Popular nos manifestamos hoy desde Puerto Wilches, como lo hemos hecho por 49 años en la región del Magdalena Medio y Santander, desde los principios de la civilidad y la autonomía como postura ética, para continuar defendiendo la vida del territorio que hemos habitado, hemos sufrido, caminado y sembrado.

Como mujeres, como madres, trabajadoras, como sujetas políticas rechazamos la explotación de nuestros recursos a través del fracking. Y rechazamos la profundización de un modelo de desarrollo que acaba con nuestra posibilidad de construir proyectos de buen vivir dignos, soberanos y autónomos.

Después de más de 100 años de extracción petrolera en la región, le queda al Estado y la industria una deuda social con las mujeres, a quienes desde una profunda exclusión se nos ha negado la posibilidad de desarrollar otra economía, una economía cuidadora y no depredadora, una economía justa, una economía para la vida y no para la muerte de nuestros ríos, ciénagas, suelos, animales y plantas. Por eso nos negamos hoy a continuar excluidas de las decisiones del territorio y reclamamos voz y voto en las decisiones, pero, sobre todo, en las acciones del desarrollo regional.

Manifestamos que, el fracking no salda esa deuda social y política con las mujeres. Por el contrario, profundiza el daño causado a la tierra y al agua, a quienes la habitamos y cultivamos desde nuestra cultura y nuestra vida colectiva. Y hace aún más lejana la posibilidad de la reparación de las comunidades, empobrecidas por el modelo de desarrollo extractivista, y la sanación del territorio.

La consigna de no al fracking es la consigna de las mujeres organizadas que día a día trabajamos por la construcción de una economía feminista popular, de la construcción de una idea de desarrollo soberano, digno y con justicia social para las comunidades.

La OFP y las mujeres, manifestamos a la Asamblea Departamental de Santander, sobre la necesidad de legislar en favor de los derechos de la naturaleza y en favor del uso prioritario del agua para el consumo humano y la producción de alimentos, rechazando en pleno el uso del líquido vital, como elemento en la explotación minero-energética.

Finalmente, las mujeres nos manifestamos exigiendo tutelar nuestros derechos y el de las comunidades de la región al consumo del agua, impidiendo su contaminación, su agotamiento y su extinción, a través de la aplicación del FRACKING

Organización Femenina Popular, OFP, abril 20 de 2021