Die Popular Women’s Organization ist eine gemeinnützige Frauenorganisation an der Basis, die vor mehr als 4 Jahrzehnten in der Gemeinde Barrancabermeja gegründet wurde. Die OFP ist eine Verteidigerin der Menschenrechte von Frauen und in 7 Gemeinden in drei Departements Kolumbiens präsent: Girón (Santander), Puerto Wilches (Santander), Sabana de Torres (Santander), Barrancabermeja (Santander), San Pablo (Bolívar) , Cantan Gallo (Bolívar) und Yondó (Antioquia).
Das OFP wiederum ist ein organisatorischer Prozess, dessen Arbeit sich in Programmen und Aktionen manifestiert, um das Leben von Frauen und ihren Familien zu würdigen und direkt zur Veränderung oder Transformation ihrer Realität beizutragen. Ihr Engagement für eine gerechte und inklusive Entwicklung der Region fördert die Inklusion von Frauen als politische Subjekte und den Paradigmenwechsel von Diskriminierung und Gewalt im öffentlichen und privaten Bereich.
Während ihrer Arbeit hat die Organisation verschiedene Programme geschaffen, die darauf abzielen, die Rechte der Frauen zu fördern und einzufordern und ihre Kapazitäten zu stärken, was es ihnen ermöglicht, verschiedene Szenarien der Teilhabe in ihren Gemeinschaften anzugehen. Ebenso wurden die Programme auf die verschiedenen Fächer der Kernfamilie (in ihren verschiedenen Stadien), Mädchen, Jungen, Jugendliche, Erwachsene und ältere Erwachsene ausgeweitet. Seine Aktionen zielen darauf ab, das Empowerment von Tausenden von Frauen aus populären Sektoren zu erhöhen, sie über ihre Rechte zu informieren, ihre Kapazitäten zu erhöhen, sie bei ihren Vorschlägen für Partizipation, Inzidenz und lokale und regionale soziale Mobilisierung zu begleiten und die Strategien zur Forderung der Garantie politisch zu qualifizieren der Menschenrechte von Frauen und der Schaffung von Frieden.
Förderung und Verteidigung der Menschenrechte und der umfassenden Entwicklung von Frauen mit Geschlechter- und Klassenbewusstsein, die in der Lage sind, ihre Realität durch politische, rechtliche, organisatorische und wirtschaftliche Maßnahmen zu verändern.
Wir werden eine gestärkte Organisation sein, bekräftigt in ihren Grundsätzen der Anständigkeit und Autonomie, die das politische und soziale Projekt zur Steigerung der Teilhabe und Ermächtigung von Frauen durch die effektive Wahrnehmung ihrer umfassenden Rechte neu aufgebaut hat.
Es un símbolo de alumbrar la penumbra, la incertidumbre, un llamado a mantener la esperanza. Este símbolo surgió el 7 y 8 de diciembre de 2001, cuando estaba paralizada la población de la ciudad por el posicionamiento de un manual de convivencia impuesto por los paramilitares y en el que se estipulaba un horario de salida y entrada a sus casas para la gente de los barrios.
Realizamos el concurso de la vela. Uno de los requisitos era que debía ser construida por las comunidades de cada barrio, debía contar la historia del barrio y localidad, debía ser amenizada por grupos culturales, contener un mensaje de esperanza. El jurado lo conformaban funcionarios y funcionarias de las instituciones del Estado, representantes de la comunidad internacional y de las organizaciones sociales. Las mujeres de la OFP éramos acompañantes, esto permitió que estuviéramos muy cerca a las comunidades durante la temporada de diciembre de 2001, resquebrajando la lógica de la guerra de día y de noche. Este acompañamiento a las comunidades sirvió para que el manual de convivencia no fuera la norma de la vida sino que funcionaran las normas legalmente constituidas en el Estado y sociedad.
Este símbolo recorrió las calles de Barrancabermeja muchas veces al lado de las mujeres, las obreras y los obreros en las grandes movilizaciones de la lucha por la vida, porque el desempleo y el hambre son otra forma de matar. El canasto es un símbolo que sigue siendo válido en nuestros tiempos.
El 27 de enero del 2001 los paramilitares llegaron a la casa de la mujer del sector sur oriente de Barrancabermeja, a exigir que la coordinadora de la OFP entregara las llaves de la sede porque ellos iban a tomar la casa para poner el comando paramilitar en el sector. La compañera no entregó las llaves sino que frente a los paramilitares llamó por celular a la coordinación general de OFP a informar lo que pasaba; los paramilitares le quitaron el Avantel y dijeron que se la llevaban donde el jefe a ver si era cierto que no entregaba las llaves; de inmediato se logró avisar a las autoridades, a la comunidad internacional y a las organizaciones sociales de la ciudad y en minutos estuvimos en el sitio. La policía detuvo a uno de los paramilitares, quien a los pocos días apareció asesinado en el baúl de un carro, cerca a una sede sindical. De ahí nació una campaña de no entregar las llaves de nuestra ciudad, de nuestro territorio, de nuestro cuerpo. Fue una decisión no solo de las organizaciones regionales sino también nacionales.
Las llaves son el símbolo de defensa del territorio, de la seguridad de la casa, de la ciudad, del país y todo lo que estos contienen.
El símbolo de las campanas fue escogido para una conmemoración del 25 de noviembre. Lo eligieron las organizaciones de mujeres y organizaciones sociales sindicales, las hermanas Juanistas y Pastoral Social. Las campanas se oyeron a las 12 del día en un acto que retumbó en el alma de quienes lo presenciaron. Durante 20 minutos las campanas sonaron simultáneamente haciendo un llamado de alerta en contra de las violencias contra las mujeres y en un campanazo por la vida. En cada iglesia hubo un grupo de mujeres y de hombres cantando canciones sociales y repartiendo a los transeúntes un comunicado en el que se daba cuenta de las agresiones contra las mujeres, un llamado a no justificar estas violencias. Este símbolo fue utilizado luego en varias movilizaciones como símbolo de vida.
En el año 2000 el ELN propuso el Magdalena Medio como zona de despeje. Los paramilitares generaron un movimiento contra el despeje, apoyados por algunos organismos y funcionarios del Estado. Para esto realizaron movilizaciones en las que obligaban a que dos miembros de cada familia de la comunidad participaran. Esto ocurrió en Yondó, Cantagallo, San Pablo, Puerto Wilches y Barrancabermeja. Luego, en el mes de junio, los paramilitares decretaron un paro de tres días, el cual llamaron movilización en contra del despeje, y empezaron a ir casa por casa haciendo censo, diciendo cuántas personas por familia tenían que concentrarse en los parques todo el día a protestar (de 6 a.m. a 6 p.m.). Los paramilitares llegaron a las distintas Casas de la Mujer para que prestáramos la batería de cocina (las ollas, entre otros utensilios), pues iban a preparar almuerzos comunitarios en el parque. Las mujeres nos negamos. En cambio, pusimos las sedes a disposición de quienes hacían parte del proceso de la OFP. Las casas entonces se convirtieron en refugio de paso y resistencia durante los tres días, una manera de decir que no estábamos de acuerdo ni queríamos irnos al parque. Llegamos a tener más de 150 personas alojadas en el día en varias de las sedes.
A partir de estos hechos, la coordinadora de la OFP del municipio de Puerto Wilches fue amenazada, declarada objetivo militar y tuvo que salir con toda su familia hacia Barrancabermeja como desplazada.
La olla es un símbolo que politiza lo doméstico, un símbolo integral del alimento, del cuerpo, y del trabajo comunitario.
Las flores amarillas constituyen un símbolo que fue empleado en varias movilizaciones y acciones públicas. El color amarillo expresa la resistencia que, puesta en tantas manos, se convierte en el coraje y la fuerza que nos permite manifestarnos sin importar la edad. Siempre hemos sentido la necesidad de reclamar el derecho a respirar en un territorio llamado Barrancabermeja, Magdalena Medio y las flores simbolizan esta necesidad. Mientras otros necesitaban un arma para sentirse fuertes, a nosotras y a nosotros solo nos bastaba una flor.
La colcha fue construida con el material reunido en una recolección de camisetas. A esta actividad se sumaron las organizaciones sociales, líderes y liderezas de hechos, momentos y acontecimientos. A través de las camisetas quisimos recoger las historias de los movimientos sociales, reconstruyendo lo que pasó.
Cuando usted lea y observe cada camiseta, debe recordar la pregunta (y llevarse a su casa la inquietud): ¿qué pasó?, ¿cuándo pasó?, ¿por qué pasó?, ¿dónde pasó?, y así usted estará contribuyendo a preservar la memoria de Barrancabermeja y de la región.
La colcha es símbolo de la resistencia. Hay réplicas de este objeto en varias partes del mundo, contando nuestra historia, su historia.
En 1995 la Organización conformó el área VIMDAVI (Vida Integral de Mujeres Desplazadas y Afectadas Por La Violencia). Un año después, de esta área surgió una iniciativa para construir una Cadena de mujeres contra la guerra y por la paz. La propuesta consistía en una campaña puerta a puerta, barrio a barrio, en cada sector y municipio, se invitaron a las mujeres a escribir una carta a alguien que quisiera contar cómo estaba viviendo la guerra, qué pensaba de la guerra y qué pensaba de la paz. Estas cartas fueron recogidas por el equipo de dirección de la Organización Femenina Popular, fueron miles de cartas donde al leerlas y hacer un análisis encontramos que había un cansancio de la guerra, que marcaba una historia negra para la región, hicimos un documento y lo socializamos en varios espacios y con otras personas, hubo oídos sordos, otros y otras se preocupaban pero de ahí no pasó a más y lo que temíamos, el 23 de diciembre pasó, la toma de los paramilitares de alguna forma con complicidad, decisión u omisión de los funcionarios de muchas instituciones, de funcionarios públicos, de empresarios y multinacionales por miedo o por otras razones.
Este símbolo recorrió las calles de Barrancabermeja muchas veces al lado de las mujeres, las obreras y los obreros en las grandes movilizaciones de la lucha por la vida, porque el desempleo y el hambre son otra forma de matar. El canasto es un símbolo que sigue siendo válido en nuestros tiempos.
El canasto es un símbolo creado a partir de un primero de mayo como forma de manifestar la inconformidad por la situación de desempleo y carestía. Esta situación afecta al pueblo en general, pero en especial a las mujeres, porque, haya plata o no, hay que alimentar a las hijas e hijos, y muchas veces los maridos se convierten en un hijo adoptado ante la situación de desempleo.
Este símbolo recorrió las calles de Barrancabermeja muchas veces al lado de las mujeres, las obreras y los obreros en las grandes movilizaciones de la lucha por la vida, porque el desempleo y el hambre son otra forma de matar. El canasto es un símbolo que sigue siendo válido en nuestros tiempos.
Nuestra bandera institucional ha sido una construcción colectiva. Los tres colores modelaron nuestro sentir y apuesta con ojos de mujer. La elección y definición de estos respondió a un ejercicio político y colectivo.
Verde:
expresa nuestros sueños, esperanzas, apuestas por la vida, identidad, territorio.
Rojo:
representa el amor, las luchas, la resistencia y la fuerza de las mujeres.
Blanco:
significa la utopía, la construcción de una paz con justicia social.
Desde 1996, la Organización Femenina Popular es parte del Movimiento de Mujeres de Negro. El 25 de noviembre de 1997, en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer, la Organización Femenina Popular organizó una parada de mujeres. A las doce del día llenamos varios buses y sitios estratégicos de mujeres vestidas de negro. La idea era llamar la atención de los demás habitantes, gente que iba a pie, en los vehículos, en los buses para sus trabajos, que se detuvieran y se preguntaran. Aunque en principio las personas pensaron que todas éramos viudas, después pudimos conversar y exponer nuestras propuestas, explicar la naturaleza de nuestro dolor. Tiempo después, el 16 de mayo de 1998 ocurrió la masacre en la que los paramilitares desaparecieron a 25 personas y mataron a 7 más, en el sector del sur oriente. La Coordinadora Popular acordó montar ataúdes vacíos en la avenida del ferrocarril frente a la USO y nosotras, las mujeres de la OFP, sacamos las batas negras y nos pusimos alrededor de cada ataúd.
La bata negra es el símbolo de la resistencia, del no rotundo a la muerte, y a la vez una reivindicación de la vida. Impacta en los corazones y las conciencias, despierta la solidaridad del sentimiento al asombrarse frente al horror de la muerte, es un llamamiento a la unidad local, regional, nacional, internacional y al respeto por la vida.
La bandera negra fue creada por la Organización Femenina Popular a partir de la movilización de mujeres contra la guerra que se realizó en el 2001 en la plaza Bolívar. En esta movilización participaron más de 50.000 mujeres. La intención era que esta bandera fuera puesta en los buses donde iban las mujeres. Este símbolo complementa el de la bata negra y los han caminado juntos desde entonces.
Luego la organización decidió que la bandera sería también un símbolo para las casas de la mujer. Estas casas eran espacios humanitarios donde todos los actores armados, legales e ilegales, no podían entrar, no podían pisar, un lugar exclusivo para las y los civiles. Fue tan contundente el símbolo de la bandera y el compromiso de las mujeres de hacerlo respetar que posicionó estos espacios. Las casas de la mujer han permitido salvar muchas vidas, ya que se convirtió en un referente sagrado en el municipio y en la región.